miércoles, 23 de marzo de 2011

Una tarde en Palazuelo






Por Juan Rodríguez Pastor

Llegamos a Palazuelo en una soleada tarde, la primera tarde primaveral del año. Frente a las Eras del Arroz, en el Salón de Actos, nos reunimos unas 20 personas. Las Eras se utilizaron durante años para secar el arroz, al aire libre; por eso, cuando llovía, había que correr a taparlo con unas lonas.

La verdad es que sentí un gozo enorme al poder hablar con colonos de procedencia tan diversa. Es verdad que M.ª José nació ya en Palazuelo; pero, la mayoría de los asistentes ha nacido en otros sitios: Valverde de Leganés, Campanario, Carmonita, Pela, Peloche, Campo Lugar, Castilblanco, Abertura, Villanueva de la Serena, Pasarón de la Vera

Nuestro recorrido por la tradición oral causó a todos cierta sorpresa, pero agradable, al ver que los ejemplos que desgranábamos se referían a los propios colonos de Palazuelo: dictados tópicos, motes, historias de la colonización…

Y es que llegar a un mismo pueblo familias de procedencia tan diversa, causó algunas complicaciones. M.ª Paula, que nació en Pasarón de la Vera, no entendía al principio a su novio (hoy ya su marido), que es de Aceuchal, cuando le escribía: Aquí estoy en la recacha; es decir, al sol.

Agustina nos contó algún refrán (De buenas cenas están las sepulturas llenas; pero, de no cenar, están más), Eloy algún dictado tópico (No tengas mulas de Quintana / ni amigo en Campanario, / que las mulas salen falsas / y los amigos contrarios), María nos explicó por qué llaman “los Tunos” a su familia, M.ª Ángeles nos contó rimas infantiles (como la que enseñaba su abuela a los niños: “La oración de san Antonio, / carajo, puñeta y coño”), Paula nos contó un cuento de Castilblanco (El cuento de sal y pimiento, / la burra preñá y el buche contento), la “Pelochana” nos contó un acertijo picaresco (Estando mi abuela meando, / vino mi abuelo y la metió el tango), Paula y M.ª Ángeles nos contaron trabalenguas, Eloy nos explicó algunos juegos como el mocho (que en La Albuera llaman “la miringuela”), María nos contó algunas historias, M.ª José nos contó cómo su madre curaba los “culebros” y cómo ella misma cura la luna, Antonia nos contó otra forma de curar los herpes…

Julia Pastor (quizá hasta somos parientes lejanos) salió a defender a los de su pueblo, Navalvillar de Pela, porque les tachaban de “atravesaos”: Bueno, pero las mujeres de Pela / somos muy habilidosas, / que hacen morcillas de trapo / y jabón sin sosa.

También Antonia nos contó un dictado tópico de su pueblo, Campo Lugar: Zorita, corral de cabras; / Alcollarín, el chivero; / La Abertura, la burrera / y el Campo, el gallinero. Eso sí, le dio un poquito reparo: ¡Madre, si se enteran mis paisanos que yo digo estas cosas…!

Todos juntos recordamos cómo, en los años sesenta, vinieron las primeras familias a Palazuelo, cuando el pueblo estaba sin terminar. También recordamos la canción de las parcelas (Cuando voy de visita a mi pueblo…) y entre todos me cantaron una canción de Palazuelo, referida a un colono ya fallecido: Salvador, saca la bota, / que los parceleros beban, / que se caliente el tractor / y produzca la parcela.

Quizá lo más importante haya sido comprobar que Palazuelo y todos los pueblos de colonización, aunque algunos no han cumplido aún 50 años, tienen ya “su” historia, una historia que tenemos que escribir entre todos. Algún participante en la Campaña, como Agustina, aceptó la propuesta y va a intentar escribir sus recuerdos.

Después, mientras tomábamos café, también le lanzamos la propuesta a Nereo, el alcalde, quien tuvo la amabilidad de acompañarnos: hay que recoger ya los testimonios de los primeros colonos (o de sus hijos) y, con algunas fotos antiguas (que ya están recogiendo), publicar un librito para conmemorar el 50 aniversario de Palazuelo.

Sé que los participantes en esta Campaña estarán dispuestos a poner su granito de arena, como todos los demás habitantes de Palazuelo.

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