lunes, 25 de octubre de 2010

De regreso a Don Álvaro









DON ÁLVARO

Camino de Don Álvaro, el lunes 18 de octubre de 2010, recorrí las Vegas Altas. Paré en el pequeño poblado del Castillo de la Encomienda. Eché unas fotos, pero no encontré a nadie en la calle que me pudiera contar algunas cosas del poblado, así que seguí mi camino. Aún algunas cosechadoras recolectaban el arroz. Cerca de Don Álvaro, el color oscuro de la tierra removida me recordó que, a la vez, también era tiempo de sementera.

Desde que estuve en Don Álvaro en la Campaña pasada, me encuentro allí como en mi casa. Saludé a todos: Visi, Brígida, Juan… Hasta Daniel, nuestro laborioso coordinador, estaba por allí. Todos echaron de menos a Jacinta, pero en esta ocasión no me pudo acompañar.

Ya en la charla, aprovechamos para hacer un breve repaso a lo que es la tradición oral. Me centré en algunos aspectos particulares, como los dictados tópicos, conmemorando el centenario del nacimiento de don Antonio Rodríguez Moñino.

No faltaron algunos acertijos y algunos trabalenguas, que me vendrán muy bien para futuros trabajos: “Perejil de la perejilería” (Paqui Barrero), “Con un vaso de agua fría me descorazonaría yo” (Inés Montero), “Un clavo en la calva de un calvo se clavó” (Visi Paredes)...

Un hermoso ejemplo de lo que es la tradición oral nos lo proporcionó Jerónima: aunque apenas conoció a su abuelo, sí recordaba un dicho que solía decir: “En casa de naide, que no entre naide, porque no sabe naide cómo está naide

Tampoco faltó el tema de las supersticiones: la curación de las verrugas (con hojas de olivo), el emparcho de los niños (como se curaba espurreando aguardiente, algunas “curanderas” acababan algo alegres)…

Pero, especialmente aprovechamos para hacer un recorrido por los recopiladores extremeños de cuentos: Gonzalo de Correas (una señora, cuyo nombre no grabé, recordaba el cuento del zurrón: “Canta, niño, canta, que si no, te doy con la palanca”), Matías Ramón Martínez (A Isabel le hizo ilusión recordar el de “Mariquita y Periquito”, porque se lo contaba su madre de chica: “No me quedé con él, ¡y tenía una gana yo de oírlo…!), Curiel Merchán, Rafael García-Plata (otra señora nos contó una versión cuyo protagonista era la imagen de san Bernabé bendito: “Dichoso san Bernabé, / criao en mi rabanal, / los milagros que tú hagas / que me los cuelguen aquí atrás”)...

Paqui nos contó el cuento del que fue al médico, porque comía jabas por la mañana, a mediodía y por la tarde; Visitación nos contó un cuento de tontos, de un pastor que quería echarse novia y le llevó unas migas en los jarapales de la camisa…

Después Brígida nos agasajó con un café y dulces, y, como es lógico, aprovechamos el rato para grabar más cuentos. Juan nos contó varios casos verídicos de algunos bebedores de vino, Inés Montero nos contó el de “Los dos pastores y las migas”, el de “El garabacho en el gazpacho”, y una preciosa versión del cuento de la señora y del médico, del que ya hace medio siglo nos dejó una versión Moisés Marcos de Sande, en Garrovillas de Alconétar. En la versión de Inés, la mujer va al médico y le dice:

“–Pos mire usté, que he comido unos pínguilis pínguilis, que no me asentaron en el kirieleison, me temblaron las columnas y caí al…” (no se oye)

Como el médico no entendía nada, dice la criada:

“–Pues mire, doctor, mi señora que se ha comido unas jabas jabotas, que no le sentaron en la barrigota, y le temblaron las patorras y cayó a tierra como una machorra.”

Finalmente nos despedimos de todos los ajumaos, con la certeza de volvernos a ver pronto, en diciembre, en el cierre de esta magnífica III Campaña de Animación a la Lectura y Escritura.